Los metales tóxicos normalmente están presentes en cantidades muy pequeñas en nuestro organismo, pero la exposición continua a ellos o las anormalidades en el mecanismo de eliminación del exceso de estos metales pueden provocar problemas muy serios y, en ocasiones, con síntomas difíciles de diagnosticar. Por ejemplo:
- El plomo puede provocar náusea, fatiga, dificultades de comprensión y atención en niños, problemas de desarrollo, etc.
- El mercurio puede provocar depresión, fatiga, insomnio, etc.
- El aluminio y el mercurio pueden ser un factor en la enfermedad de Alzheimer.
- Hoy en día es cada vez más común encontrar niveles excesivos de metales tóxicos debido a la contaminación ambiental, la utilización de fertilizantes químicos, etc.
- Los metales tóxicos se consideran un factor en el desarrollo del autismo.